lunes, 2 de mayo de 2011

David Martínez Vilches, Soneto alabando las leyes de la Herencia




























Quien nació de belleza distraída
habrá de ser belleza retirada;
quien nació de belleza retractada
¿qué no ha de ser, sino belleza huída?
Igual que la hermosura en la partida
resucita, y no quédase estancada,
la fealdad se renace en la tirada
y recorre sus pasos por la vida.
Y pasos grandes, si es bestia zancuda,
un sin sabor de la natura esencia,
suave mentira siendo cosa ruda.
Mas, ya lo descubrió la sabia ciencia,
no ha de quedar, por tanto alguna duda:
la fealdad se transmite por la Herencia.