sábado, 25 de octubre de 2014

Alonso Mudarra, Sonetos




SONETO I (Jorge de Montemayor)

"Poesía fúnebre a manera de diálogo, inspirada en la muerte de la Princesa Doña María de Portugal, hija de Juan III y Doña Catalina y casada con Felipe II en 1543. Falleció en 1545 después de haber dado a luz al príncipe Carlos".


¿Qué llantos son aquéstos?
¿Qué fatiga es ésta?
¿Que tristeza es la que veo?
-Murió nuestra princesa, la qual,
creo que fué más de virtud, que nadie, amiga.
Como en los mesmos dioses, la enemiga
del hombre, así esecuta su deseo.
-Sí que la muerte puede, según beo,
hazer que lo mortal el alma siga.
-Pues ¿qué es de su poder y su grandeza?
Agora todo le es sin fruto y vano;
Desamparóle todo al paso fuerte.
¡O, miserable y frágil ser humano!
¡O, quán poca zeniza en tal tristeza
la llama y resplandor claro, convierte!




SONETO II (Anónimo) min.: 2:48

Si por amar, el hombre, ser amado
merece, y por querer bien, ser querido,
no sé yo por qué soy aborrecido,
mas sé que siempre duro en este estado.
Si un corazón senzillo y no doblado
merece un amor cierto y no fingido,
¡quán desdichado devo de aver sido,
pues lo que se me deve aun no me an dado.
Y si por servir siempre a porfía
se alcança galardón destos oficios
sin que más me repliques ni me alegues,
ámame, pues te adoro, y no me niegues
el galardón devido a mis servicios.




SONETO III (Garcilaso) min.: 5:11

Por ásperos caminos soy llevado
a parte, que de miedo no me muevo;
y si a mudarme a dar un paso pruevo,
allí por los cabellos soy tornado.
Mas tal estoy, que con la muerte al lado,
busco de mi vivir consejo nuevo;
conozco el mejor y el peor apruevo
o por costumbre mala o por mi hado.
De la otra parte, el breve tiempo mío
y el herrado proceso de mis años,
mi inclinación con quien ya no porfío;
la ciertamente fin de tantos daños
que hazen descuidar de mi remedio.




SONETO IV (Petrarca) min.: 7:16

La vita fugge, et non se arresta un hora;
Et la morte vien dietro a gran giornate
et le cose presente et le passate
mi danno guerra et le future ancchora.

El rimembrar, et la aspetar m'acchora;
Hor quinci hor quindi si che'n veritate,
se non chi ho di me stesso pietate,
I sarei già di questi pensier fora.
Tornami avanti se alcun dolce mai
hebbe'l cor tristo, et poi dal'altra parte
veggio al mio navigar turbati i venti:
veggio fortuna in porto et stancho homai
il mio nocchier, e rotte arbore et sarte
e i lumi bei, che mirar scioglio, spenti.


-"La vida huye sin frenar una hora
y la muerte viene tras grandes jornadas
y las cosas presentes y las pasadas,
me son hostiles, y aún todo lo futuro.
Y el recordar, y el esperar me afligen
ahora aquí, ahora allí, tal que en verdad
si no tuviera de mí mismo piedad,
estaría ya de estos pensamientos alejado.
Vuelvo a evocar, alguna alegría que hubiera
tenido tal vez el corazón infausto, y más adelante
preveo en mi navegación los vientos agitados.
Veo a Fortuna en puerto, y con fatiga
mi timonel, y rotos el mástil y las velas,
y los bellos ojos, que mirar suelo, apagados".


SONETO VI (Iacopo Sannazaro, l'Arcadia) min.: 13:34

O gelosia d'amanti horribil freno,
che in un punto mi tiri et tien si forte;
O sorella di l'empia et cruda norte,
che con tua vista turbi il ciel sereno;

O serpenti nascosto in dolce seno
che con tue voglie mie speranze hai morte;
Tra felice successi adversa sorte;
Tra soavi vivande aspro beneno.

Di qual boca infernal nel mondo uscisti,
O crudel mostro, O peste dei mortali.
per far gli giorni miei si oscuri et tristi?

Tornate in giù, non aumentar miei mali: 
infelice paura ad qui venisti? 
Hor non bastaba amor con gli suoi strali?


-"Oh celos, de los amantes terrible freno,
Que en un punto me tenéis y tiráis fuerte,
Oh hermana de la impía y cruel muerte,
Que con tu vista tornas el cielo sereno.

Oh serpiente nacida en dulce seno,
Que con tu querer mi esperanza encuentra muerte;
Tras felices sucesos adversa suerte,
Tras suaves manjares recio veneno.

¿Desde qué boca infernal a este mundo llegaste,
Oh cruel monstruo, oh peste de los mortales,
Para hacer mis días más oscuros y tristes?
¡Vuelve sobre tus pasos!, no aumentes mis males,
Desdichado miedo, ¿a qué viniste?,
¿Es que no bastaba el amor con sus flechas?".

miércoles, 8 de octubre de 2014

Dámaso Alonso, ¿Cómo era?



¿Cómo era Dios mío, cómo era?
Juan R. Jiménez


La puerta, franca.Vino queda y suave.
Ni materia ni espíritu. Traía
una ligera inclinación de nave
y una luz matinal de claro día.

No era de ritmo, no era de armonía
ni de color. El corazón la sabe,
pero decir cómo era no podría
porque no es forma, ni en la forma cabe.

Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,

y canta mansamente, humildemente,
la sensación, la sombra, el accidente,
mientras ella me llena el alma toda.