domingo, 28 de noviembre de 2010
Javier Yagüe Bosch, Pasaré sigiloso por tu vida
Pasaré sigiloso por tu vida
sin despertar al animal que duerme,
salvando de puntillas el inerme
cuerpo lejano que la noche cuida.
Pasaré como ignora la guarida
de vuelta el cazador, sin detenerme
a averiguar, sin que tú puedas verme
blandir el arma fría y homicida.
Pasaré como pasa la mañana
de otro domingo condenada a muerte,
tras la pared del cielo aprisionada;
pasaré por el vaho de la ventana
sin escribir en el cristal inerte:
me marcharé y no habrá cambiado nada.
[Publicado en la serie “Lo que pasa: ocho sonetos”, Abril (Luxemburgo), 28 (2004)]
Javier Yagüe Bosch (Madrid, 1963) es doctor en Filología Hispánica. Como traductor titular en instituciones de la Unión Europea y en las Naciones Unidas, desde 1993 se ha establecido en Luxemburgo, Nueva York y Bruselas, donde reside en la actualidad. Anteriormente, fue investigador en la Universidad de Florida y lector de español en universidades de Pekín y Grenoble. Además de artículos de crítica literaria y traducciones a partir de diversas lenguas, ha publicado los libros de poemas Memorial de los pájaros (1990), Los cuentos y los besos (1992), De la huida (1993, Premio Ciudad de Melilla), Podrás apenas abrazar la sombra (1994) y Formas de mirar (2001), así como las versiones de poesía china recogidas en Diez despedidas de la Dinastía Tang (1996).
Administra el blog http://montagnevide.blogspot.com.
Es un honor que Javier nos haya permitido reproducir aquí estos cuatro sonetos que, además de la referencia bibliográfica, se hallaban hospedados en
el blog de Pablo Jauralde Pou http://hanganadolosmalos.blogspot.com/.
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Pasaré sigiloso por tu vida
Javier Yagüe Bosch, Tu cuerpo sabe a soledad y a trigo
Tu cuerpo sabe a soledad y a trigo,
a la insistencia de la hierbabuena;
huele a la huella de la luna llena,
a la tierra que espera sin testigo;
cede al abrazo con que yo lo abrigo,
es en los dedos ecuación de arena;
al oleaje de la noche suena,
al último perdón del enemigo;
arañando mis ojos consumidos,
el paso mineral de su belleza
me deja sólo números dispersos:
se rompe así tu cuerpo en mis sentidos
y para componerlo en mi cabeza
de muy poco me sirve escribir versos.
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Qu Yuan,
Tu cuerpo sabe a soledad y a trigo
Javier Yagüe Bosch, A una que queda
A una que queda
Te sacaré despacio, con cuidado,
en trayectoria nítida y derecha,
como se extrae con precisión la flecha
que se lleva clavada en el costado.
Te sacaré, vencido y delicado,
sellando con tan docta piel la brecha
que no podrás reconocer la estrecha
grieta de luz que habías traspasado.
Plantaré en la certeza de ese hueco,
en el seco silencio de su centro,
el árbol sin abrazos de tu talle.
Y sonará entre su ramaje el eco
del dolor que algún día estuvo dentro
y ahora andará suelto por la calle.
Javier Yagüe Bosch, A una que sueña
A una que sueña
El otoño ha borrado los caminos
y oculta entre doradas avenidas
huellas que habrían sido en otras vidas
caligrafía de nuestros destinos.
No son sus dedos lo bastante finos
para soltar inexorables bridas
en oblicua fusión de sendas idas,
en fuga diagonal de desatinos.
En ti sueña el otoño, a mí me lleva,
dibujando certezas de mudanza,
dejándonos en blanco frente a frente.
Y su pausado pálpito renueva
esa fantasmagórica esperanza
de perderse en su estela dulcemente.
[Publicado en En extraño lugar (2004)]
Javier Yagüe Bosch (Madrid, 1963) es doctor en Filología Hispánica. Como traductor titular en instituciones de la Unión Europea y en las Naciones Unidas, desde 1993 se ha establecido en Luxemburgo, Nueva York y Bruselas, donde reside en la actualidad. Anteriormente, fue investigador en la Universidad de Florida y lector de español en universidades de Pekín y Grenoble. Además de artículos de crítica literaria y traducciones a partir de diversas lenguas, ha publicado los libros de poemas Memorial de los pájaros (1990), Los cuentos y los besos (1992), De la huida (1993, Premio Ciudad de Melilla), Podrás apenas abrazar la sombra (1994) y Formas de mirar (2001), así como las versiones de poesía china recogidas en Diez despedidas de la Dinastía Tang (1996).
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martes, 23 de noviembre de 2010
Francisco de Quevedo, Túmulo
(Foto:Juan Colom,del libro de Cela editado por Lumen, Izas, rabizas y colipoterras, título que viene de un verso de Quevedo)
Túmulo
La mayor puta de las dos Castillas
yace en este sepulcro y, bien mirado,
es justo que en capilla esté enterrado
cuerpo que fue sepulcro de capillas.
Sus penitencias no sabré decillas,
pues de correas sin número cantado
tan bien con el cordel se ha meneado,
que vino a los gusanos hecha astillas.
Diéronla crecimientos de priores,
después de un pujamiento de donados
que en el siglo vivieron de pernailes.
Aborreció seglares pecadores,
buscó instrumentos vivos y pintados,
porque tiene capillas como frailes.
martes, 16 de noviembre de 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
Joaquín Sabina, Sin puntos ni comas
No somos siempre nosotros el bueno,
no tienen otros la culpa de todo,
la redención mata más que el veneno,
perfil de plata, borceguí de lodo.
Neuras y gritos y coches y aromas,
calles y cuerpos y noches y azares,
sigue corriendo, sin puntos ni comas,
sube al infierno, baja a los altares.
Perdí mi sueldo de bombero un día,
que, por jugar a echar troncos al fuego,
quemé los muros de la patria mía.
¿cómo iba yo a saber que la hidalguía
era el pijama a rayas del talego
y la ambición un perro policía?
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