viernes, 10 de diciembre de 2010

Juan Bautista Arriaza, Perdí mi corazón






















Perdí mi corazón -¿lo habéis hallado,
ninfas del valle en que penando vivo?-
ayer andando solo y pensativo,
suspirando mi amor por este prado.

Él huyó de mi pecho desolado
como el rayo veloz, y tan esquivo
que yo grité: “Detente, ¡oh fugitivo!”
y ya no lo vi más por ningún lado.

Si no lo conocéis, como en un ara
arde en él una hoguera, y cruda herida
por víctima de Silvia lo declara.

Dadlo, por vuestro bien, que esa homicida
lo hizo tan infeliz que donde para
mi corazón, ya no hay placer ni vida.



Ayer,para lectura previa al sueño, lo vi y dije "sí, hace mucho que no los frecuento" y me puse a releer el tomo de la Biblioteca de Autores Españoles dedicado a poetas líricos del siglo XVIII, edición a cargo del académico Leopoldo Augusto de Cueto.
Me detuve en Juan Bautista Arriaza y Superviela (1770-1837). El por qué y qué decir de Juan Nicasio Gallego quedará para posterior post; está tronando y tengo que tomar el tren a Buenos Aires.
En breve caerá, como decía Borges, "la lluvia numerosa";así que llevo, bien protegido,mi equipaje de líricos dieciochescos.

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