lunes, 2 de mayo de 2011
David Martínez Vilches, Soneto alabando las leyes de la Herencia
Quien nació de belleza distraída
habrá de ser belleza retirada;
quien nació de belleza retractada
¿qué no ha de ser, sino belleza huída?
Igual que la hermosura en la partida
resucita, y no quédase estancada,
la fealdad se renace en la tirada
y recorre sus pasos por la vida.
Y pasos grandes, si es bestia zancuda,
un sin sabor de la natura esencia,
suave mentira siendo cosa ruda.
Mas, ya lo descubrió la sabia ciencia,
no ha de quedar, por tanto alguna duda:
la fealdad se transmite por la Herencia.
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Qué maravilla de soneto. Me ha recordado a los finamente trazados por la lengua más afilada y temida del Siglo de Oro español: Francisco de Quevedo.
ResponderEliminarEl primer cuarteto me parece de una agudeza, ingenio y humor, admirables.
Gracias por traerlo.
Saludos.
Verdad,tiene un aire y un tempo quevedesco.
ResponderEliminarY hay muchos de Joaquín Sabina que también van por ese rumbo.
Gracias por pasar, saludos.
Ótimo teu blog, parabéns! Abraços!
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