sábado, 3 de septiembre de 2011
Soneto a Cristo crucificado
No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme al verte
clavado en una Cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero, te quisiera.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
O soneto se explica a si - e a todos.
ResponderEliminarGran soneto. Me pareció pobre la música, no trasmite el amor de la letra.
ResponderEliminar