viernes, 3 de septiembre de 2010

Julio Cortázar, Zipper sonet























Lucas, sus sonetos

Con la misma henchida satisfacción de una gallina, de tanto en tanto Lucas pone un soneto. Nadie se extrañe, huevo y soneto se parecen por lo riguroso, lo acabado, lo terso, lo frágilmente duro. Efí­meros, incalculables, el tiempo y algo como la fatalidad los reiteran, idénticos y monótonos y perfectos.

(...) Pero hace ya tiempo que Lucas se cansó de operar internamente en el soneto y decidió enriquecerlo en su estructura misma, cosa aparentemente demencial dada la inflexibilidad quitinosa de este cangrejo de catorce patas.

Así­ nació el Zipper Sonnet, tí­tulo que revela culpable indulgencia hacia las infiltraciones anglosajonas en nuestra literatura, pero que Lucas esgrimió después de considerar que el término « cierre relámpago» era penetrantemente estúpido, y que «cierre de cremallera» no mejoraba la situación. El lector habrá comprendido que este soneto puede y debe leerse como quien sube y baja un «zipper», lo que ya está bien, pero que además la lectura de abajo arriba no da precisamente lo mismo que la de arriba abajo, resultado más bien obvio como intención pero difí­cil como escritura.

A Lucas lo asombra un poco que cualquiera de las dos lecturas den (o en todo caso le den) una impresión de naturalidad, de por supuesto, de pero claro, de elementary my dear Watson, cuando para decir la verdad la fabricación del soneto le llevó un tiempo loco. Como causalidad y temporalidad son omní­modas en cualquier discurso apenas se quiere comunicar un significado complejo, digamos el contenido de un cuarteto, su lectura patas arriba pierde toda coherencia aunque cree imágenes o relaciones nuevas, ya que fallan los nexos sintácticos y los pasajes que la lógica del discurso exige incluso en las asociaciones más ilógicas. Para lograr puentes y pasajes fue preciso que la inspiración funcionara de manera pendular, dejando ir y venir el desarrollo del poema a razón de dos o a lo más tres versos. probándolos apenas salidos de la pluma (Lucas pone sonetos con pluma, otra semejanza con la gallina) para ver si después de haber bajado la escalera se podí­a subirla sin tropezones nefandos. El bic es que catorce peldaños son muchos peldaños, y este Zipper Sonnet tiene en todo caso el mérito de una perseverancia maniática, cien veces rota por palabrotas y desalientos y bollos de papel al canasto pluf.

Pero al final, hosanna, helo aquí­ el Zipper Sonnet que sólo espera del lector, aparte de la admiración, que establezca mental y respiratoriamente la puntuación, ya que si esta figurara con sus signos no habrí­a modo de pasar los peldaños sin tropezar feo.


De arriba abajo o bien de abajo arriba
este camino lleva hacia sí mismo
simulacro de cima ante el abismo
árbol que se levanta o se derriba.
Quien en la alterna imagen lo conciba
será el poeta de este paroxismo
en un amanecer de cataclismo
náufrago que a la arena al fin arriba
Vanamente eludiendo su reflejo
antagonista de la simetría
para llegar hasta el dorado gajo;
visionario amarrándose a un espejo
obstinado hacedor de la poesía
de abajo arriba o bien de arriba abajo

4 comentarios:

  1. Círculo que se fecha. Sim, soneto.

    Hasta!

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  2. Henrique, uma alegría verte por aquí. Volto pronto para o bar.

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  3. Cortázar é um espetáculo...gosto do que pode ser visto ao contrário.

    beijos
    (de gente, que de piolho eu achei esquisito...)

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  4. Andreínha...nas vidas passadas fui piolho, barata, formiga...

    Cortázar também gostaba dos palíndromos.

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